viernes, 1 de junio de 2018

CAPITULO 31


Terminamos de comer y volvemos a casa. Alex ha tenido que salir un momento para no sé qué de su madre. Ahora mismo estoy tumbada bocarriba en el sofá, mirando el móvil y escuchando música. De repente me llama Carmen.
-Dime cariño.
-¿Cómo vais? ¿Os habéis matado?
-Por raro que parezca, no. Está siendo muy agradable.
-¿Mi hermano? ¿Agradable?
-Si, nena. Me vuelve loca, no puedo evitarlo.-Suspiro.
-Si se está portando bien, ¿a qué viene ese tono?
-Porque me da miedo que la fastidie, Carmen. Me da miedo que todo esto sea mentira y que cuando le haya perdonado y estemos como antes vuelva a saltar otra bomba. Lo amo. Y me encantaría poder estar con él como pareja, pero no me fio de él.
-Pues entonces ya está. Deja que se lo curre un poco.
-Eso haré. ¿Tú como estás? ¿Y mi hermana?
-Estamos bien, tranquila. Tu hermana se ha quedado dormida y yo estoy viendo una película.
-¿Y Kevin?
-Tenía planes. Me ha dicho que vendrá por la noche.
-Te gusta mucho, ¿verdad?
-¿Tanto se nota?
-Para alguien como yo, sí. Para alguien como él, ni con gafas lo ve. Pero vamos, que ni él lo ve ni tú tampoco.
-¿Cómo que yo tampoco?
-¡Pues que está colgado por ti!
-¡Qué va! Ojalá.
-Que sí, hazme caso. -Escucho la puerta abrirse.-Nena hablamos luego que acaba de llegar tu hermano, un beso. -Y cuelgo antes de que responda. Alex va directamente a la cocina, deja algo sobre la mesa y viene al salón.
-¿Cómo estás?
-Bien.
-Toma. -De su bolsillo saca una caja roja y me la da. Asombrada, abro la pequeña caja y me llevo la mano a la boca. ¡Santo Dios! Es un collar, pero no cualquier collar. ¡Es el corazón del mar! ¡El collar que Rose lleva en el Titanic!
-Alex... Yo...¿Cuánto te ha costado?
-No importa. ¿Te gusta?
-¡Me encanta! Pero... te habrá costado un pastón.
-Da igual lo que me haya costado. Te lo he comprado y punto.
-Pero yo no necesito que me compres cosas para demostrarme que me quieres.
-Lo sé, pero he querido hacerlo. ¿Te lo pongo?
-Sí. -Me doy la vuelta, me aparto el pelo y me lo pone. Siento el frío de la cadena y me da un escalofrío.
-Ya está.
-Es precioso. Gracias. -Y sin esperárselo, le doy un beso en los labios. Un beso lento y corto, pero lleno de amor y deseo.
-Vamos a ver la televisión un rato, anda. -Me pasa la mano por los hombros y yo me recuesto en su hombro. Me da un beso en la cabeza y yo sonrío como una tonta.

CAPITULO 30

A la mañana siguiente me despierto por unos besos en la mejilla. Poco a poco voy abriendo los ojos y veo a Alex mirándome sonriente.
-¿Qué coño haces tú en mi casa? -Miro a mi lado pero no veo a mi hermana. Tampoco está en la habitación. -¿Y mi hermana?
-Con la mía. Pasarán el día juntas y tú yo también, solos.
-¿Tú y yo? ¡Já! ¡Tú flipas! -Me levanto pero me mareo al instante. Alex me tiene que sujetar para que no me caiga hacia delante. Le aparto las manos de un manotazo, cojo las muletas y voy al baño. Me lavo la cara, me arreglo un poco el pelo y cuando salgo, Alex está esperándome.
-No te vas a quedar sola así. Puedes caerte y romper algo o peor aún, hacerte daño.
-No estaré sola, mis padres están en la habitación.
-Nop. Les he dicho que podían irse tranquilos  a sus respectivos trabajos, que yo cuidaría de ti.
-Te recuerdo que estoy así por culpa de tu novia. -De repente Alex se pone tenso.
-Carla no es mi novia.
-Pues es lo que va diciendo por ahí. Así que no intentes negarlo. Vete con ella y déjame en paz. -Dicho esto, paso por su lado y me voy a la cocina.
-Ya te he dicho que no vas  a hacer nada. Y no voy a irme por mucho que lo desees. Te quiero a ti y voy a demostrártelo.
-Pues que tengas suerte.
-La tendré. ¿Qué quieres desayunar?
-Nada.
-Te prepararé un cola-cao y un sándwich con queso. -La ratona que llevo dentro pega un brinco y no puedo evitar sonreír. Él me mira y pone los ojos en blanco acompañado de una sonrisa.
-Ya que tengo que pasar el domingo contigo,¿qué has planeado?
-Podríamos ver pelis y estar de relax. Te vendría bien reposar un poco.
-Ya reposo bastante. Y mañana voy a ir a clase así que necesito andar.
-Vale, pues desayunaremos tranquilos, veremos la televisión y a eso de las 13:00 nos iremos a andar un poco. Te invito a comer.
-No hace falta que me invites. Podemos dar un paseo y luego volver y comer aquí.
-Ya que paso un día entero contigo, quiero pasarlo en condiciones.
-Como quieras.
Pasamos un rato en silencio. Solo se oye el microondas. Pero no es un silencio incómodo, es un silencio lleno de emociones y sentimientos. Quiero decirle que lo amo, que deje ya las tonterías y me bese. Necesito que me haga suya, que me haga temblar. Pero me muerdo el labio. Tiene que ganárselo. Tiene que saber que no me va a utilizar cuando le venga en gana.
-¿Qué piensas?-Pregunta poniéndome el desayuno en la mesa. Veo el queso derretido y me vuelvo loca. Cojo el primer trozo y le pego un gran mordisco. Alex me observa con su típica sonrisa tonta pero paso de él estoy muy concentrada saboreando el queso.
-En ti, no.
-Sí si, seguro. Voy a encender la tele anda. -Sale de la cocina y me quedo sola con mi precioso sándwich.

A las 13:00 estamos saliendo de casa. Alex lleva mi bolso ya que yo no puedo con las muletas. No para de hablarme de su equipo de fútbol favorito: El Barcelona. Tampoco para de confesarme que de pequeño quería ser como Messi y que jugaba en el equipo de fútbol de su colegio. Le encanta el pescado, la tarta de manzana, su color favorito es el azul oscuro y quiere comprarse una moto.
-Vaya, no pensaba que me contarías todo eso.
-¿Por qué?-Me encojo de hombros.
-No sé. No te veo contándole tu vida a nadie, y menos a mí.
-Pues eres la única que sabe casi todo de mí.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Por qué? ¿Por qué me lo has contado a mí?
-Porque eres la única persona que me importa, a parte de mi hermana. Me haces sentir cosas que nunca había sentido, Kelia. Aunque no lo demuestro.
-En eso estamos de acuerdo. -Ambos nos miramos y sonreímos. No más palabras. No más confesiones. Solo miradas. Miradas cargadas de deseo, pasión y... ¿amor?
-Venga anda, te invito a comer. -Alex se pone a mi lado, me quita una muleta y me coge de la mano. Me duele las costillas por falta de apoyo, pero no digo nada. Me siento feliz por una vez.

domingo, 27 de mayo de 2018

CAPITULO 29


Hace dos horas que Alex se ha ido y yo no me he movido de mi sitio. Sigo aquí, llorando como una tonta y pensando en llamarlo y decirle que lo intentemos. Pero no, él se tiene que dar cuenta que no puede utilizarme cuando le venga en gana ni puede ocultarme, no soy el secreto de nadie. Escucho como la puerta se abre y segundos después Carmen y Kevin se sientan en el sofá.
-¿Cómo ha ido con... estás llorando?-Rápidamente me seco las lágrimas y pongo la mejor sonrisa falsa que puedo.
-Sí, pero no por Alex, sino porque me he dado un golpe en la costilla. -Miento.
-¿Estás bien? ¿Te duele?
-No no, ya estoy bien.
-¿Y con Alex qué tal ha ido? ¿Lo habéis arreglado?-Kevin se sienta a mi lado, me aprieta la rodilla en un gesto cariñoso y yo no puedo aguantar más y me derrumbo en su hombro. Carmen aparta las muletas y se sienta a mi lado y me abraza.
-Lo voy a matar.
-No. He sido yo quien ha terminado lo que sea que teníamos.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?-Kevin me acaricia el pelo y yo me relajo un poco. Me limpio los mocos y las lágrimas y respiro hondo. Mis dos mejores amigos me miran esperando una respuesta así que cierro los ojos, vuelvo a respirar hondo y me relajo.
-Alex me ha pedido perdón por todo, sobre todo con Raúl y Carla. Me ha dicho que me quiere y ha admitido que le da vergüenza salir conmigo por la fama que tengo.
-Joder, por lo menos ha sido sincero...-la corto.
-¿Sincero? Carmen, tu hermano sabía que Raúl era el de los mensajes y sabía que habíamos quedado con él el otro día.
-¿CÓMO? ¡YO LO MATO! -Se levanta pero Kevin y yo la cogemos justo a tiempo y vuelve a sentarse.
-Es tu hermano, Carmen.
-Me da igual. Me jode como ha cambiado desde que se junta con Raúl.
-Ya le he dicho que no podía estar con alguien que me oculta cosas. Pero él sigue con su versión de que me quiere y que me lo demostrará.
-¿Y lo crees?-Pregunta Kevin.
-¿Sinceramente? No. Siempre hace lo mismo, estoy harta. Lo amo, muchísimo, pero no voy a ir detrás de él ni voy a permitir que haga conmigo lo que quiera.
-Pues me parece perfecto. Que vea que tienes amor propio.
-Bueno, dejando el tema de mi hermano a un lado... ¿Te duele?-Pregunta refiriendose a las costillas.
-No mucho. Solo cuando me muevo demasiado.
-¿El lunes vas a ir a clase?
-Sí. No voy a quedarme en casa mientras que Carla y sus lame culos se burlan a mis espaldas. Soy más fuerte que ellas.
-Me asombra la fortaleza que tienes, Kelia.
-Son los palos que me he llevado.
-Venga, cambiemos de tema. ¿Qué queréis ver? -Kevin coge el mando de la tele y empieza a pasar canales.
-¿Ponemos una peli?
-¿Cuál quieres ver, Kelia?-Ambos me miran.
-La que queráis, yo estoy un poco cansada así que me quedaré dormida a mitad seguramente.
-¿Vemos Verdad o Reto? Es de miedo y la sacaron hace dos meses. En Internet seguro que está.
-Pues venga, yo voy a hacer palomitas. -Intento levantarme pero Kevin me sienta de nuevo.
-¿Dónde te crees que vas, señorita? No puedes hacer esfuerzos.
-No estoy invalida, chicos. Puedo hacer palomitas y además, tendré que empezar a andar con esto-señalo las muletas- si el lunes voy a ir a clase.
-Pues anda mañana, hoy no. Y punto. -Dicho esto, Carmen se va a la cocina y escucho el ¡plof! de las palomitas.

Me despierto a mitad de la noche. No sé qué hora es pero deduzco que más de las dos de la madrugada. Kevin y Carmen no están y la televisión está apagada. Intento levantarme y cuando estoy de pie me tambaleo un poco pero consigo establecer el equilibrio. Voy a la cocina, enciendo la luz y pego un grito ahogado al ver a mi hermana bebiendo agua.
-Yoli, ¿qué haces despierta?
-Tenía sed, tata. ¿Te has hecho pupa? -Viene hacia mi, dejo las muletas en posición para que no se caigan y cojo a mi hermana en brazos. Al agacharme siento un terrible pinchazo pero lo disimulo tosiendo. Ella pone las piernas alrededor de mi cintura y le doy un beso.
-No es nada, bonita. Venga, a dormir. -Le doy un último beso y la dejo en el suelo.
-Duerme hoy conmigo tata, por favoorr. -Me hace pucheros y me derrito al instante. -
-Vaaale. -Cojo las muletas y nos vamos a su habitación. Cuando entramos, ella cierra la puerta y me hace hueco en su cama. La miro y no puedo dejar de pensar que soy la persona más afortunada al tener esta pedazo de familia. Mi hermana se acuesta a mi lado y me abraza.
-Buenas noches, Kelia. -Me da un beso y se apoya en mi. Me quedo un rato tocándole el pelo hasta que se queda profundamente dormida. Le doy un beso en la cabeza y cierro los ojos.

sábado, 26 de mayo de 2018

CAPITULO 28


Me abre las piernas muy despacio apoyando todo su peso en el brazo derecho y toca mi intimidad, ya húmeda y mojada. De mi boca sale un gemido que lo silencia pegando sus labios a los míos. Baja sus besos a mi cuello y me muerdo el labio. Con él no puedo ser racional, no puedo pensar en otra cosa que en sus besos, sus caricias, sus manos, su sonrisa, su manera de tocarme y de hacerme sentir cosas que jamás he sentido. Pero se tiene que acabar, al menos hasta me demuestre que de verdad puedo confiar en él y no seré otro polvo guardado en secreto. Después de esto, tenemos que acabar con lo que sea que tengamos... Aprieto los ojos para no ponerme a llorar al pensar eso y decido que es mejor olvidar las cosas por ahora y disfrutar de este momento. De nuestro último momento.
Mete la mano por debajo de mis pantalones y aprieta mi sexo mojado. Para, se retira de mí y me baja los pantalones dejándome con el tanga puesto. Mira mi intimidad con deseo, luego me mira a mí y otra vez a mi sexo. Empieza a acariciarla lentamente mientras se toca su enorme ereccion. Mi respiración se agita rápidamente al sentir dos dedos dentro de mí y me agarro al brazo del sofá.
-Siempre estás tan receptiva para mí... -Aumenta los movimientos y me toco los pechos. Mis pezones están duros y listos para sentir su contacto. Y como si me leyera el pensamiento y sin sacar los dedos de mi vagina, se levanta, me levanta la camiseta y el sujetador  con la mano que le queda libre y se mete un pezón en la boca. Jadeo. Muerde y succiona mi pezón y yo me pongo más cachonda aún. Lo suelta y va a por el otro y hace la misma acción. Las piernas empiezan a temblarme y sé que estoy casi a punto de llegar al clímax, pero de repente se para. Abro los ojos y lo miro.
-Todavía no, nena. Quiero jugar un poco. -Me besa y me frota el clítoris.
-Ahhh... -Gimo. Arqueo la espalda y él sonríe en mi boca. -Mi madre... tiene un consolador en... la mesita de noche.  Tráelo.
-Mmm... me gusta tu forma de jugar. -Dicho esto, se aparta de mí, se baja los pantalones y los bóxer dejando ver su preciosa y grande erección. Me relamo los labios y él sonríe. -No tardaré nada.
-Segundo cajón. -Me da un beso rápido y se da la vuelta. Empiezo a tocarme yo, me froto el clítoris y me pellizco los pezones. Este chico va a acabar conmigo. Me muerdo los labios y aumento el ritmo.
-Mmm.. Me encanta verte así de cachonda, pero eso te lo hago yo. -Oigo a Alex acercarse y abro los ojos. Me enseña el consolador y se baja a mi vagina, enciende el cacharro y lo coloca en mi clítoris. Doy un respingo al sentir la vibración y me hago daño en las costillas pero me da igual. Me abre más las piernas y mueve el consolador arriba y abajo.
-Jodeeer.
-¿Te gusta?
-¡Síiii! -Echo la cabeza hacia atrás y me toco las tetas. Alex coge un pezón con la boca y lo muerde haciendo que gima más fuerte. Sin esperarmelo mete el consolador dentro de mi vagina y la sensación es mayor. Lo saca y lo mete, saca, mete, y así constantemente. Baja los besos por mi cuello, pechos, barriga y llega hasta el clítoris, el cuál lame varias veces. La mezcla del consolador y su lengua es taaaan sensacional... Succiona el clítoris con ganas, eso hace que  arque la espalda varias veces y me agarre más fuerte al sofá.
-Joder Kelia, me encantas... Abro los ojos y veo que se está masturbando. Eso hace que en segundos esté gritando de placer.
-Ahora me toca a mí, nena. -Me incorporo y le cojo su enorme pene. Lamo la punta y echa la cabeza hacia atrás. Lamo su polla entera y juego con la punta. Cuando veo que está a punto, paro y le lamo los huevos.
-Ostia puta. -Me la meto entera en la boca mientras con la lengua sigo lamiendo. Me pone la mano en la cabeza y me la mete hasta la garganta, causandome algunas arcadas. Me tiro así diez segundos y cuando me la saco le lamo otra vez los huevos. Me vuelve a tumbar y me la mete. Primero lento pero enseguida coge carrerilla y me la mete fuerte. Gimo y gimo sin parar. Que pena que sea el último... Me muerdo el labio y me obligo apartar ese pensamiento. Todavía dentro de mí, me coge por la cintura y me pone encima de él. Como yo no puedo moverme mucho es él quien me penetra. Me azota y me come las tetas.
-Nena estoy a punto... Joder. -Sigue embistiendome tan fuerte que llega un punto que solo siento placer. Jadeo y gimo y ambos llegamos al orgasmo. Menos mal que tomo las pastillas anticonceptivas. Después de estar varios minutos callados y recobrando el aliento, me levanto con mucho cuidado y me siento en el sofá. Debo tener mucha cautela teniendo en cuenta lo que acabamos de hacer.
-Alex... vete.
-¿Qué dices?
-Eso, que te vayas. Gracias por las flores, gracias por preocuparte por mí y gracias por ser sincero. Pero no puedo confiar en ti puesto que sabías lo de Raúl y no dijiste nada y vas a seguir prefiriendo tu reputación por encima de todo. Te da vergüenza salir conmigo, pero quieres tenerme de alguna forma y no sabes como y por eso me dices que me quieres.
-¡Mentira! ¡Eso no es verdad Kelia! Te quiero. Te quiero.
-No me vale las palabras, Alex. Me valen los hechos, y no me has demostrado que me quieres en todo el tiempo que llevamos siendo... lo que seamos. Lo que hemos hecho ahora ha sido maravilloso y me ha encantado, pero no puedo estar con alguien como tú, al menos que cambies.
-Deja que te demuestre que te quiero de verdad, Kelia, por favor.
-Cuando me lo demuestres, entonces hablamos Alex. Ahora vete, por favor. -Aparto la mirada. Siento como se levanta del sofá, se pone la ropa y sale del salón. Abre la puerta y antes de salir, dice:
-Te quiero, y te prometo que voy a cambiar, porque tú me has hecho que me enamore como no lo he estado nunca.  A partir de hoy seré un nuevo Alex, y voy a conseguir que me ames tanto como yo a ti. -Dicho esto cierra la puerta.
-Yo ya te amo, Alex.

CAPITULO 27


A medianoche oigo como se abre a puerta y cómo alguien se sienta al lado mía. Me cogen de la mano y me la acaricia y en ese momento se me acelera el corazón. ¿No se había enfadado conmigo? ¿Por qué ahora, a mitad de la noche, viene al hospital y se cuela en mi habitación? ¿Por qué no puede dejar de sorprenderme?
-Kelia, ¿estás despierta? -No respondo y suspira. Deja algo en la mesa que hay justo al lado de mi cama y me aprieta la mano. -Lo siento, no debería haberme puesto así antes... No sé qué coño me pasa cuando estoy contigo, quiero besarte y hacerte mía, quiero pasear por las calles contigo y besarte en el instituto. Quiero hacerte reír hasta que te quedes sin aliento, joder quiero verte enfadada conmigo cuando la cago... Pero supongo que me da miedo por el "qué dirán" y por Raúl. Cuando mi hermana me dijo que estabas en el hospital yo... me derrumbé. Me quería morir Kelia. -Para un momento y escucho como solloza. Está llorando. Yo también. -Te prometo que a partir de ahora te demostraré lo que siento por ti. Lucharé por ti hasta que veas que he cambiado, que ya no soy el mismo Alex. Te quiero Kelia, de eso puedes estar segura. -Dicho esto, me da un beso y sale de la habitación dejándome así, llorando y con la esperanza de que sea verdad lo que ha prometido.


Por fin salgo del dichoso hospital. Carmen y Kevin han venido a recogerme junto con mis padres. Carmen se ha quedado de piedra cuando le he contado lo de su hermano y Kevin ha dicho literalmente "Alex en el momento que te tenga te va a follar día sí y día también". Mi padre sostiene el ramo de flores que me trajo Alex anoche ya que yo no puedo con las muletas. Subimos al coche como podemos y volvemos a casa. Al bajar, tropiezo con Kevin y me caigo de culo. Siento un pinchazo tremendo y siento como me falta el aire.
-¡Kelia! ¿Kelia estás bien? -Todos corren hacia mí preocupados.
-Sí sí, estoy bien. Solo ha sido un pequeño golpe. -Intento levantarme como puedo pero me duele demasiado las costillas. Kevin me levanta de un salto y todos me miran preocupados. -Que estoy bien, de verdad.
-Pues la ostia que te has dado no ha sido pequeña que digamos...
-Anda vamos dentro que se me están cansando los brazos de las muletas. -En silencio, mi padre cierra el coche mientras mi madre coge el ramo de flores. Entramos y voy directa al sofá. Carmen se sienta a mi lado de tal forma que quedamos una enfrente de la otra.
-¿Qué coño ha pasado para que Carla y sus tres lame culos te dieran la paliza de tu vida?
-Creo que eso ha sido la venganza por la pelea del otro día...
-Pues se han pasado. -De repente suena el timbre. Carmen y yo nos miramos y ambas pensamos quién puede ser: Alex. Kevin abre la puerta y sin pedir permiso si quiera, Alex entra al salón.
-¿Cómo estás? -Pregunta sentándose en el otro sofá.
-Alex, ¿qué haces aquí? Vete, no quiero verte. Por si no lo recuerdas, tu queridísima Carla me ha pegado por tu culpa, porque piensa que entre tu y yo hay algo. Dile que no hay nada para que me deje en paz de una puta vez.
-Es que quiero que entre tú y yo haya algo, Kelia. Me gustas, de hecho, me encantas, y he sido un completo idiota por anteponer mi reputación a mis sentimientos.
-En ese estamos los dos de acuerdo.
-Alex, deberías marcharte. Kelia necesita descansar.
-No, de aquí no me voy hasta que Kelia y yo hablemos. Y digo hablar, no discutir.
-Ya hemos hablado muchas veces de esto...
-No, hemos discutido. Y de verdad que quiero arreglar las cosa contigo Kelia. Por favor. -Ambos me miran y yo suspiro. Lo más seguro es que me arrepienta pero es que por más que quiero pasar página e intentar olvidarlo no puedo, es superior a mis fuerzas y si encima me mira con esa cara pues me lo pone más difícil.
-Está bien. Pero si veo que llegamos a lo mismo de siempre te vas.
-Vale.
-Chicos, ¿os importa dejarnos solos, por favor? -Digo mirando a mis dos grandes y verdaderos amigos.
-Claro. Te llamo dentro de una hora. Alex, no te digo nada. -Carmen mira muy seria a Alex mientras él aparta la mirada. Luego, mi mejor amiga me da un beso en la frente y ella y Kevin salen de mi casa.
-Pues bien, tú dirás.
-Primero de todo quiero pedirte perdón por todo los problemas que te he causado, con Raúl y Carla sobre todo. No sabía que Raúl era tu ex ni tampoco sabía que iba a llegar tan lejos el otro día.
-¿Sabías que era él el de los mensajes? -Él suspira, se muerde el labio y contesta:
-Sí, lo sabía. Pero te juro que no tenía ni idea de lo que hizo, de verdad. Cuando te vi ahí, tumbada y llorando y él manoseándote me sentí... Impotente.
-¿Tú? ¿Impotente tú? ¡Si no llega a ser por Kevin me hubieran violado! Y si te sentías tan impotente, ¿por qué no lo paraste? ¿Por qué coño te quedaste mirando como esos putos gilipollas intentaban abusar de mí? -No me puedo creer que lo supiera y no dijera nada... ¿Cómo se supone que debo confiar en él ahora?
-Yo... no lo sé. Quería partirle la puta cara y cuando os fuisteis casi nos peleamos. Supongo que...
-Te importaba más tu estúpida reputación de chulo, guay y duro como Raúl a salvar a una chica que está gorda pero te pone cachondo y utilizas a tu antojo ¿no?
-¡No! Bueno, lo de mi reputación puede que un poco.. Pero en lo otro te equivocas. Te... te quiero, Kelia. -Ambos nos miramos. Lo amo, lo amo con toda mi alma, pero no puedo confiar en él, no puedo seguir así... ¡Estoy así por su culpa, joder! Y entonces... me besa. Primero lo hace con cautela, solamente rozando los labios, pero cuando ve que no me aparto, me coge la cabeza y los junta. Mi boca se abre al instante dejando paso a su lengua y ambas se dejan llevar. Agarro su cabeza y lo atraigo hacia mí de forma que queda encima de mí. Hago una mueca de dolor y se aparta.
-¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?
-Cállate. -Lo vuelvo a coger de la cabeza y lo atraigo a mi boca.

CAPITULO 26


Poco a poco voy abriendo los ojos. Me duele el pecho y la cabeza. Intento incorporarme pero no tengo fuerzas. Cierro los ojos y respiro profundamente, pero me arrepiento al instante. Un enorme pinchazo hace que me retuerza de dolor. Vuelvo a inspirar profundamente y esta vez no me duele. De repente me viene todo lo que ha pasado: el encuentro con Carla en la cafeteria, como me llevaron a rastras al baño, como me pegaron una paliza, las voces de Kevin y Carmen y de repente... nada. Miro por la habitación y veo a mis padres llorando.
-Pa...pá... ma...má
-¡Kelia! -Mi padre corre hacia la camilla y me abraza.-¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
-Estoy...bien. -Me cuesta hablar y cada vez que lo hago me duele la garganta, pero obviamente eso no se lo voy a decir.
-¿Qué te ha pasado, cariño? -Mi madre viene hacia mí en un mar de lágrimas y a mí se me cae el mundo.
-Más tarde os...cuento. ¿Y Kevin y Carmen? ¿Han venido?
-Han estado aquí todo el tiempo. Llevas dormida dos días seguidos.
-¿Cómo? ¿Dos días? -Pregunto estupefacta. No creí que fuera para tanto.
-Sí cariño, tienes una hemorragia cerebral y dos costillas rotas.
-Mierda...
-Alex también ha venido cariño, está en la cafetería desayunando. Estaba muy preocupado por ti, se ha quedado a tu lado en todo momento. -Dice mi padre.
-Si estoy aquí es por su culpa. -Digo en un susurro a la espera de que ellos no me hayan oído. -Vale papá.
-Vamos a llamar al doctor. -Y dicho esto, mis padres se cogen de la mano y salen dejándome sola. Vuelvo a respirar y siento otra vez el puto pinchazo. Cierro los ojos y no puedo parar de pensar en Alex. Todo esto es por su maldita culpa. Si no me hubiera enamorado de él nada de esto habría pasado... Oigo cómo se abre la puerta y minutos después se sienta en la cama. Sé que es él, lo noto. Me coge la mano y me acaricia los dedos. Tengo el corazón a mil y la cabeza me está dando vueltas. Poco a poco voy abriendo los ojos y ahí está, tan guapo como siempre y con una expresión realmente preocupada. No puedo apartar la mirada de sus ojos, son tan penetrantes... Él baja la mirada a mis labios y sin previo aviso se abalanza a devorarlos. Al principio me besa con cautela, como pidiendo permiso y esperando a que me aparte. Debería hacerlo, debería apartarme y decirle que no me hable nunca más y me deje en paz, pero en vez de eso, le agarro la cabeza para atraerlo más a mí. Alex me agarra la cabeza y me besa con pasión, deseo y desesperación. Se acomoda en la cama y poco a poco nos vamos tumbando sin dejar de besarnos. No puedo dejar de saborear sus labios, su lengua... Lo echaba de menos. Baja sus besos por mi cuello y me muerdo el labio. Se tumba encima mía sin dejar peso con mucho cuidado y baja la mano hasta mis muslos.
-Alex... Aquí no...
-Vamos Kelia, no nos van a pillar...
-Alex, no.
-Joder tía. -Se levanta cabreado y sale pegando un portazo.

El médico me ha dicho que tengo que quedarme aquí esta noche y que mañana si estoy bien me dan el alta. Carmen y Kevin han vuelto a la habitación y me están contando los cotilleos del instituto. Carla y sus amigas han sido expulsadas del instituto. Alex le ha dicho a Carla que no le vuelva a dirigir la palabra y que no quiere nada con ella, que lo del otro día fue un revolcón y que se supone que está enamorado de mí... Esto último obviamente no me lo creo puesto que hoy se a cabreado por no follar con él.
-Que pena que no pueda ir con vosotros mañana... lo siento chicos...
-¿Quién te ha dicho que nosotros vayamos a ir? -Dice Carmen y me mira como si hubiera matado a un perro abandonado.
-¿No vais a ir?
-¿Estás loca? ¿Y dejarte sola con lo torpe que tú eres? Ni de coña. Nos quedamos contigo.
-Chicos... no, no quiero estropearos el fin de semana. Yo estoy bien, de verdad.
-Hemos dicho que no y punto. -Sentencia Carmen. Miro a Kevin y veo que piensa lo mismo que ella así que me doy por vencida.
-Vale, pues por lo menos iros a casa y descansar por favor.
-Vaaaaleee. ¿Seguro que no quieres que nos quedemos?
-Segurísima.
-Bueno pues entonces nos vamos. Mañana venimos.
-Gracias por todo lo que estáis haciendo por mí... -Sin pretenderlo me pongo a llorar.
-Pero no llores tonta,somos amigos ¿no? Y los amigos están para ayudarse y apoyarse.
-Exacto Kelia, sé que has tenido problemas con tus antigüos amigos y que ya no estás segura de quien está de verdad o no, pero nosotros somos tus amigos, y siempre estaremos contigo.
-Yo... no sé que decir...
-Nada. Simplemente duérmete o ve la televisión hasta que te entre sueño.
-Vale. Gracias otra vez...
-Deja de dar las gracias anda. -Carmen se acerca a mí y me da un beso en la frente y acto seguido Kevin hace lo mismo. Salen de la habitación y vuelvo a quedarme sola.

viernes, 23 de marzo de 2018

CAPITULO 25


Suena la alarma. Abro los ojos y la apago. No tengo ganas de ir a clase y menos por lo de ayer. Pienso en hacerme la enferma pero recuerdo que hoy quedado con estos por la tarde. Me levanto de la cama, voy al baño y cuando salgo voy a la habitación de mi hermana.
-Yoli, cariño, vamos, arriba.
-Mmm...
-Venga dormilona. -La destapo y le hago cosquillas. Ella patalea y me suplica que pare, pero yo no doy mi brazo a torcer y sigo haciendole cosquillas. De repente ambas miramos a la puerta y vemos a mi padre apoyado en el umbral, sonriendo.
-¿Habéis empezado la fiesta sin mi? -Y dicho esto y sin dejar que respondamos, se abalanza sobre nosotras y ahora es él quien nos hace cosquillas a las dos. Reímos, pataleamos, suplicamos y hasta intentamos hacerle cosquillas a él, pero nada. Pasado unos minutos paramos de reirnos y acabamos sin respiración y yo tirada en el suelo, sonriendo y con los pelos echo una mierda. Así sí da gusto empezar el día.
-Venga chicas, arriba que vais a llegar tarde. -Dice mi padre una vez recuperado el aliento. Se levanta y sale por la puerta con una sonrisa.
-Venga Yoli, vístete. -Me levanto del suelo y me voy a mi habitación. Me dirijo al armario y saco unos jeans negros rotos y una camiseta larga, de esas que te llegan un poco más arriba de las rodillas, negra con la palabra FEMINIST en blanca. Me quito el pijama y cojo mi sujetador negro de encaje. Una cosa que me gusta de mi cuerpo son mis pechos. Son grandes y ronditos.
Me visto, preparo las cosas para las clases y voy a la cocina donde, como no, está Carmen deborando mis cereales.
-Vas a tener que pagarme una pensión eh. -Digo bromeando.
-Buenos días guapa. -Dice con la boca llena de cereales.
-Mi hermana me preguntó ayer que cuando volverá tu hermano a mi casa.
-Ostias, ¿de verdad? Le ha cogido mucho cariño...
-Eso me temo...
-No te rayes ¿eh? ¡Que hoy nos vamos de compras! -Entusiasmada, me coge las manos y empieza a dar saltitos y me contagia el buen rollo.
-¡Yoli, vámonos!
-Ya estoy tata. ¡Carmeeen! -Corre hacia ella y le abraza las piernas. Carmen la coge en brazos y le da besos por toda la cara. Juega un rato con ella y luego la deja en el suelo. Desayuno yo también y luego, las tres salimos de casa.

Una vez en el instituto, todo el mundo me mira. Pero no me miran con admiración o con buen rollo, sino más bien como si hubiera cometido un delito o algo así. Carmen, como ve que me estoy poniendo nerviosa, me agarra el brazo y me lo aprieta. Me acompaña a mi clase y cuando entramos, pasa igual: toda las miradas para nosotras. De repente vemos a Carla entrar y me quedo de piedra. Tiene arañazos por toda la cara y una que otra herida en el labio. Me mira con una mezcla entre asco, rabia e ira. Aparto la mirada y acompaño a Carmen a su clase. Cuando vuelvo a mi clase llego justo a tiempo puesto que el profesor entra segundos después que yo. Las horas se me hacen eternas, y siento la mirada de todo el mundo acribillandome, asesinandome en sus mentes y eso me incomoda mucho. Por fin toca el timbre anunciando el recreo. Guardo mis cosas y salgo casi corriendo de la clase. Estoy a punto de entrar en la cafetería cuando 4 niñas se paran delante de mí, y una de ellas es Carla y de inmediato sé que no pasará nada bueno.
-¿Me dejáis pasar, por favor? -Intento pasar por en medio pero me empujan.
-¿Dónde crees que vas, zorra? Mira como tengo la cara por tu culpa.
-Si no me hubieras hecho nada, no te habría pegado. Y ahora, aparta. -Vuelvo a intentar pasar pero hacen lo mismo que antes.
-Pues ahora te vas a enterar, gorda de mierda. -Una de sus amigas me coge del pelo y me llevan al baño. Una vez allí, me suelta de tal manera que me choco con la pared y me caigo. Intento levantarme pero otra de sus amigas me pega un puñetazo en la cara y me caigo de culo. Ahora es Carla la que se acerca a mí, me agarra del pelo y empieza a pegarme puñetazos mientras las otras me pegan patadas en todo el cuerpo. No paro de llorar y de suplicar que paren, pero no sirve de nada.
-Vas a pagar por haberme pegado, niña asquerosa. -Me escupe y me araña la cara tan fuerte que empieza a sangrarme. Pasa no sé cuánto tiempo hasta que por fin paran.
-Y que te quede claro una cosa: Alex es mio, puta. -Me pega una última patada en las costillas y se van, dejándome ahí. Intento levantarme pero nada más que lo hago siento un fuerte dolor en el lado izquierdo y me vuelvo a caer, haciendome más daño. Arrastrándome como puedo, me voy a una de las puertas del baño y me encierro ahí. Me duele todo, no puedo casi respirar, siento que me ahogo. No puedo parar de llorar, me duele la cabeza, las costillas, la cara, la barriga, las piernas y hasta el trasero. De repente escucho voces y se me tensa todo el cuerpo. ¿Vienen otra vez? ¿No han tenido suficientes con dejarme así? Pero cuando más cerca están las voces, me doy cuenta de que no son ellas. Pero esas voces... Me suenan...
-¿Kelia? ¿Estás aquí?
¡Es Carmen! Me levanto como puedo, aguantándome el dolor y mordiendome el labio para no llorar.
-¿Kelia? -Vuelven a pronunciar mi nombre, pero esta vez es un niño... ¡Kevin! Agarro el pomo de la puerta y al abrir, los veo con la boca abierta y los ojos como platos y segundos después, negro. Me desplomo en el suelo y poco a poco voy dejando de oír voces.